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Hagamos catálogos de estrellas

22marzo En la inauguración de los Juegos Paralímpicos de 2012, miles de espectadores tenían la atención puesta en el discurso de un científico que, desde su silla de ruedas, ha sacudido el mundo de la ciencia moderna. “Miren hacia arriba a las estrellas y no hacia abajo a sus pies”. Si le hacemos caso a Stephen Hawking y dejamos caer nuestra cabeza lo suficiente hasta observar el cielo, podremos hacer un catálogo de estrellas… y obtener algunos datos cienciacionales. Hay que comenzar diciendo una cosa: nuestro catálogo deberá tener un nombre diferente al de GOSSS (Galactic O-Star Sprectroscopy Survey), porque ese ya está apartado. GOSSS comenzó en 2007, cuando un grupo internacional de científicos volteó hacia el cielo nocturno por doscientas cincuenta veces desde diferentes observatorios, como el de Sierra Nevada, en Granada, o el de Calar Alto, en Almería, ambos en España. Estos investigadores captaron imágenes de alta resolución de los cuerpos celestes y, gracias a esto, ahora tenemos la visualización más precisa de las estrellas O jamás antes obtenida.En general, las estrellas se clasifican en tipos dependiendo su espectro, el cual indica los elementos químicos de los que están constituidas, la distancia a la que están, su edad, su luminosidad y la tasa en la que pierden masa; las O, por ejemplo, son las más masivas y calientes. El problema es que, según la técnica que se utilice para observarlas, su clasificación cambia. Esto significa que algunas estrellas de tipo B podrían parecer O. El proyecto GOSSS tomó esto en cuenta y lo evitó, ya que su objetivo fue generar una recopilación homogénea de las muestras para reducir los errores que se cometen en la clasificación de las estrellas.

GOSSS no está terminado aún . Hasta ahora, se tienen clasificados 448 objetos de tipo O de las mil estrellas de este tipo, lo que corresponde al 2% total de la Vía Láctea.

Las del tipo O son escasas, pues sólo una de cada dos millones de estrellas entran en esta clasificación. A pesar de que sus integrantes tienen desde dieciséis hasta más de cien veces la masa de nuestro Sol, y pueden ser varios millones de veces más brillosas que él, poco se conoce sobre su nacimiento y evolución.

Ni hablar. Tendremos que buscar otro nombre para nuestro catálogo y centrarnos en otro tipo de estrellas. Eso sí, como dijo Hawking en los Juegos Paralímpicos, siempre debemos intentar buscar sentido a lo que vemos y preguntarnos sobre lo que hace que exista el universo. Seamos curiosos.

Bibliografía:

Nota fuente en Science Daily |Artículo original IOP Science | Nota de Historias Cienciacionales  |

Un agujero negro supermasivo y una estrella pulsante supermagnética.

El centro de la galaxia bulle de interés: un agujero negro supermasivo y una estrella pulsante supermagnética ¿Quién no ha querido ver lo que pasa cuando algo entra a un agujero negro? Suerte que en el mismísimo centro de nuestra galaxia hay un agujero negro llamado SgrA* que, además de ser tan grande para que los astrónomos lo hayan catalogado como “supermasivo” (la friolera de 4 millones de veces la masa de nuestro sol), está rodeado de una nube de gas y polvo. Cuando esa nube comience a caer dentro del agujero negro, lo cual se calcula que pasara en septiembre de este año, los astrónomos esperan un auténtico espectáculo de “fuegos artificiales” galácticos. Es por eso que varios telescopios, incluyendo el telescopio Swift de la NASA, tienen el ojo atento al centro de la Vía Láctea.

Este mismo telescopio descubrió en abril de este año un destello proveniente del centro de la galaxia. ¿Se había adelantado el descomunal agujero negro a engullir su cena? Muchos científicos sospecharon que había algo más en juego. Fiona Harrison, la encargada del telescopio espectroscópico de gama nuclear, o NuSTAR, de la NASA, detectó en ese mismo mes que el destello de rayos X parpadeaba con un lapso de 3.76 segundos. Otros telescopios pronto confirmaron la naturaleza del objeto: se trataba de una rara forma de estrella de neutrones llamada magnetar.

Los magnetares, de los cuales sólo se conocen 26 en el universo, son un tipo de púlsares, estrellas de neutrones que emiten radiación electromagnética a intervalos tan regulares que desafian la precisión de los mejores relojes atómicos. El rayo de radiación de estos objetos sale disparado desde su eje magnético, que es diferente al de su eje de rotación. Son algo así como un faro estelar. Mientras que la mayoría de los púlsares se alimenta de su energía rotatoria, los magnetares la obtienen de sus descomunales campos magnéticos, 100 millones de veces más fuertes que cualquier imán producido por el hombre.

La nube de gas y polvo que SgrA* está a punto de tragar, sumada a la presencia del magnetar que lo orbita a sólo 0.38 años luz de distancia, convierte al centro de nuestra galaxia en un punto de interés astronómico como no ha habido en años.“Creo que nunca ha habido un campo tan grande de telescopios viendo el centro de la galaxia”, dice Stefan Gillessen, astrónomo del Instituto Max Planck para Física Extraterrestre, en Alemania.

Como bonus extra, el magnetar podría corroborar las predicciones relativistas de Einstein. De acuerdo con la teoría del físico, la regularidad con la que el magnetar emite su radiación debería acelerarse y alentarse conforme varíe su posición respecto al campo gravitatorio masivo de SgrA*. Así, por esta y otras razones, los ojos de los astrónomos se mantendrán en esta zona.

Nota fuente en Nature | Nota en Science Daily | Todos los magnetares conocidos