Una pregunta que bien podría salir de la boca de cualquier adolescente (y adulto, no nos hagamos) se la hicieron David Mark Welch e Irina Arkhipova, investigadores que estudiaron a Adinera vaga, una especie de rotífero que junto con otras 460 especies conforman el orden de los Bdelloidea. Lo fascinante de estos animales, que viven en el agua dulce o suelo húmedo, es que han estado célibes por millones de años. ¿Cómo han hecho para aguantarse las ganas? Dentro de este grupo no existen machos y por eso es que a nadie le gana el deseo. En cambio, todos los individuos de Bdelloidea son hembras que se reproducen por partenogénesis: reproducción asexual en la que el crecimiento y desarrollo de embriones se da sin que exista fertilización.
La combinación del DNA de dos padres es suficiente para generar diversidad genética, misma que da paso a la variación entre individuos y a que éstos se adapten al ambiente. Organismos como las bacterias no se reproducen sexualmente, pero tienen la capacidad de transferir genes de una a otra y así contribuir con su diversificación. ¿Cuál es la estrategia de estos rotíferos?
Una es la conversión de genes, en la que un alelo (una forma alternativa de un gen dado) replaza otro cuando se dan mecanismos de reparación del DNA, por ejemplo. Otro es por transferencia horizontal de genes entre un organismo y otro, como sucede con las bacterias. La investigación arrojó que es probable que al menos 8% de los genes de los rotíferos hayan sido adquiridos por transferencia horizontal.
“En general, las líneas germinales de los animales están bien protegidas para no adquirir DNA de fuentes externas. Los Bdelloides son inusuales”, menciona Arkhipova. Sus gametos pueden estar secos por semanas o meses y volver a tener una actividad metabólica normal cuando el agua está disponible de nuevo. Cuando hay escasez de agua, su DNA se rompe en muchas piezas. “Esta puede ser una oportunidad para que fragmentos extraños de DNA de bacterias, hongos o algas microscópicas se integren al genoma de los rotíferos”. Incluso genes de otros rotíferos se pueden sumar al genoma de otro rotífero.
Aquí no termina la cosa. Los investigadores observaron que el genoma del rotífero tiene un número extremadamente pequeño de transposones, “fragmentos de DNA, a veces llamadas parásitos genéticos, que son capaces de moverse por el genoma causando mutaciones dañinas”, mencionó Arkhipova. Mientras que el 50% del genoma mamífero está compuesto por transposones, ellos sólo representan el 3% en el genoma Bdelloide, lo que significa protección al genoma de estos animales de muchas mutaciones, cosa que muchos animales no tienen.
Todas estas estrategias permiten que las poblaciones se mantengan genéticamente diversas. Así que si llevas un buen tiempo sin tener sexo, ya tienes otras opciones para tomar en cuenta.
Fuentes: Artículo original | Nota en Science | Nota del Marine Biological Laboratory (Woods Hole, USA)