El descubrimiento de nuevas reservas de agua dulce en un mundo en el que menos del 0.9% del agua está disponible como agua dulce debería ser inmediatamente buenas noticias. Sin embargo, la Tierra siempre encuentra la forma de complicar lo que parecería ser inmediato y sencillo. Las reservas de agua dulce que científicos de la Universidad de Flinders, en Australia, afirman que se encuentran en el subsuelo bajo los océanos son en realidad poco accesibles y una vez que se agoten no podrán volverse a renovar en millones de años.
Esas complicaciones surgen por la forma en que se crearon estas reservas. En tierra firme, el agua de lluvia o de cuerpos de agua dulce como lagos y ríos se filtra en los intersticios de los sedimentos del suelo y forma lo que conocemos como acuíferos. En total, la cantidad de agua dulce en los acuíferos es entre 70 y 80 veces mayor que la que se encuentra en ríos, lagos, humedales y en la atmósfera sumados. Afortunadamente, la mayoría de los acuíferos se recargan mientras siga lloviendo sobre ellos y siempre y cuando no los agotemos antes de que esa recarga suceda. Se sabía de la existencia de algunos acuíferos de agua dulce en el subsuelo de algunos mares cerca de las costas, pero se pensaba que eran casos excepcionales y raros. En el nuevo estudio, Vincent Post y sus colegas afirman que esos acuíferos son en realidad muy comunes y están distribuidos por todo el planeta. En total, ellos calculan que el agua dulce en estas reservas alcanzaría unos 500,000 kilómetros cúbicos o, en palabras de Post para el sitio de noticias de su universidad, "diez veces lo que hemos extraído de los acuíferos terrestres desde 1900."
Post y su equipo se explican la presencia de estas reservas subterráneas de agua dulce no como normalmente se les ha explicado (como filtraciones de los acuíferos de tierra firme hacia el subsuelo océanico) sino acudiendo a los procesos geológicos históricos. Los acuíferos de agua dulce bajo los oceános se habrían formado cuando el nivel de los mares era menor y esas zonas no estaban sumergidas. El agua salada que llegó después, cuando se derritió mucho hielo de los casquetes polares y el nivel del mar subió, no pudo ocupar los intersticios en el subsuelo que ya ocupaba el agua dulce y esta última quedó almacenada permanentemente.
Debido a que su formación es resultado de procesos históricos, esos acuíferos realmente no se podrían recargar como sus pares en tierra firme. El suelo que los contiene tendría que volver a emergir de los mares, cosa que no pasará en muchos millones de años (de hecho, es más probable que antes el nivel del mar suba y sepulte los acuíferos de las tierras costeras). Así que cualquier plan que se haga para extraer agua de ellos debe tener esto en cuenta, además de otras complicaciones. Estas reservas de agua se encuentran en las plataformas continentales, cerca de las costas. Post dice que para aprovecharlos se podrían perforar pozos en alta mar o desde las costas. Sin embargo, en cualquiera de las dos opciones, se tendría que ser muy cuidadosos para no contaminar el agua dulce con el agua salada de encima. Eso, sin considerar que podría estar ya contaminada por perforaciones petroleras o de gas.
Con todo, para Post el descubrimiento son buenas noticias. "El agua dulce en nuestro planeta está bajo niveles cada vez más altos de estrés y exigencia, por lo que es muy emocionante el descubrimiento de nuevas reservas cerca de las costas", comenta para el sitio de noticias de su universidad. "Esto significa que se pueden considerar más opciones para ayudar a reducir el impacto de las sequías y la escasez de agua continental."
Bibliografía:
Nota fuente en ScienceDaily | Artículo original publicado en Nature | Nota en el blog de Historias Cienciacionales