Sepa usted, querido lector, que los pelontólogos no se ponen de acuerdo si nuestro muy querido "Tyrannosaurus rex" era depredador o nada más un carroñero, pues la evidencia de que eran cazadores ha sido muy elusiva. Por supuesto que se han hallado muchos fósiles de animales con indicios de mordidas de T. rex o incluso restos de huesos en sus estómagos, pero los estudiosos de los dinosaurios no tienen claro si se alimentaban de presas vivas o muertas.
Ahora, investigadores estadounidenses hallaron el diente de un T. rex que se quedó atorado en una vértebra fosilizada de la cola de un hadrosáurido, quien sobrevivió al ataque porque el hueso atravesado por el diente creció y sanó alrededor de éste. Cuando se obtuvo la vértebra de la formación Hell Creek (donde yacen fósiles del Cretácico superior, entre hace 80 y 65 millones de años), en Montana, Estados Unidos, los investigadores pensaron que se trataba de una malformación ósea. Una vez limpio, observaron que parecía un diente dentro de la vértebra, hecho que se confirmó una vez escaneada.
De acuerdo con los autores, el diente en la vértebra sanada es evidencia definitiva de conducta de cacería por parte de los T. rex. De hecho, el que el ataque se haya dado en la cola se suma a la idea de que el hadrosáurido iba en la dirección correcta: la de huir. Sin embargo, esto no significa que los T. rex hayan sido cazadores de tiempo completo. Jack Horner, paleontólogo del Museo de las Rocas, en Bozeman, Montana, y asesor científico para las películas de Jurassic Park, menciona que nuestro querido depredador pudo haber sido un oportunista como las hienas modernas, que a veces cazaba y a veces carroñeaba.
Si se quedaron preocupados por el depredador en cuestión, no hay razón: el diente que perdió, seguramente fue remplazado por otro.
Artículo original en PNAS | Nota en Nature | Nota de la Universidad de Kansas