Cuando los astronautas están en el espacio, sus cuerpos cambian: pierden masa muscular y ósea, producen menos células rojas y su corazón se puede atrofiar. Los especialistas en medicina aeroespacial saben de esta situación, por lo que recomiendan contrarrestarlos con ejercicio y una dieta específica. Sin embargo, hay algo que no sabían: la visión también sufre cambios.
El astronauta Michael Barratt, médico aeroespacial, pasó 200 días en la Estación Espacial Internacional y cuando regresó a la Tierra, notó que su visión se había deteriorado. Al consultar los registros médicos de otras misiones, detectó que muchos astronautas reportaron problemas similares, pero a nadie se le había ocurrido que podría haber una causa común.
Por las observaciones de Barratt e imágenes por resonancia magnética, se piensa que la pérdida de la visión que experimentan los cosmonautas es consecuencia de pasar tiempo en el espacio exterior: como sus fluidos corporales no son jalados hacia abajo, la presión en su cráneo aumenta, lo que lleva a que los nervios ópticos se hinchen, los ojos se aplanen levemente y la visión se vuelva borrosa.
Hay dos cosas que no están claras acerca del síndrome ocular del viaje espacial: por qué afecta a más hombres que mujeres, y si esto podría ser un daño permanente cuando los cosmonautas regresan a la Tierra. Aunque seamos honestos: si tuviéramos la oportunidad de pasar unos días en el espacio y maravillarnos con el fabuloso espectáculo ¿cuántos no daríamos nuestra vista a cambio?
Fuentes: Nota de Science | Artículo que muestra la identificación de anormalidades intraorbitales e intracraneales en astronautas que viajaron al espacio.