En este planeta, están las personas que prefieren el calor porque así no tienen que andar como cebollas, con miles de capas encima. También están las que detestan que el calor no se les vaya ni quitándose la ropa, por lo que prefieren el frío, que se va poniéndose un buen abrigo. Para otros animales, es más conveniente moverse de un lugar a otro en búsqueda de aquellas temperaturas ambientales que mejor les convengan. En el caso de las aves, sus patrones de migración ha dado buenos dolores de cabeza a muchos investigadores, debido a que son complejos.
Una hipótesis sobre el origen de estos flujos migratorios -y que ha perdurado por mucho tiempo- sostiene que los animales que se mueven, lo hacen desde los trópicos hacia zonas en el Norte con temperaturas más templadas, un comportamiento que se ha mantenido con el paso del tiempo.
Ahora, un grupo de investigadores de diferentes instituciones estadounidenses han propuesto lo contrario: las migraciones evolucionaron a través de movimientos que fueron del norte de América hacia los trópicos. Además, aquellos animales que se iban perdiendo en el camino, se asentaban en nuevas regiones, convirtiéndose en fundadores de otras especies, y contribuyendo a la diversidad tropical.
Para llegar a dichas conclusiones, los investigadores generaron un modelo para conocer el cambio en el tiempo de los lugares que animales migratorios establecen en épocas de frío y de apareamiento. A partir de esto, y junto a un árbol genealógico de aves, que incluyeron cardenales o gorriones, reconstruyeron en un programa computacional los cambios evolutivos más probables.
Los resultados permiten a los autores del trabajo asegurar que las migraciones comenzaron en el pasado desde el Norte del continente americano hacia el Sur. Además, la alta diversidad que se observa alrededor de los trópicos no es lo que llevó a las migraciones hacia el Norte, sino que, por el contrario, este es un resultado de los movimientos de esa zona de frío hacia el Sur cálido.
Fuentes:
Artículo original en PNAS | Nota fuente de The Field museum | Nota Original en el blog de Historias Cienciacionales | Imagen