Típico. En tu casa te piden una serie de encargos para hacer durante el día, pero al poner pie en la calle ya no recuerdas cuáles eran. Los humanos no somos tan buenos para recordar cosas que escuchamos como cuando las vemos o tocamos. ¿O qué tan bien recuerdas el color del pantalón de la persona que te gusta la última vez que la viste? Y qué decir de la textura de tus sábanas cuando las sientes enredadas en tus pies por las mañanas.
La comunidad científica creía que las partes de nuestro cerebro responsables de la memoria estaban integradas por las conexiones neuronales. Una nueva propuesta señala que el cerebro humano utiliza diferentes rutas para procesar la información sensorial. Más aún, nuestro órgano nervioso interpreta de forma distinta las señales auditivas de las visuales y las táctiles.
La propuesta se basa en la experimentación con cien estudiantes de la Universidad de Iowa, Estados Unidos. Para probar su memoria a corto plazo, se les pidió que escucharan tonos a través de audífonos, que vieran sombras de cuadrados rojos y sintieran vibraciones de baja intensidad al tomar una barra de aluminio. Cada estímulo fue separado por un espacio de 32 segundos. Los resultados muestran que el desempeño en memorizar fue peor para los sonidos, incluso cuando se hizo un segundo experimento con estímulos comunes.
Esto es tranquilizador. Explica por qué nos cuesta tanto trabajo recordar lo que nos enseñan en una clase si sólo lo escuchamos. Parece ser que necesitamos estímulos visuales o táctiles para que nuestro aprendizaje sea memorable y significativo.
A partir de dicho estudio también se concluyó que nuestra habilidad para recordar lo que tocamos es casi igual a nuestra habilidad para recordar lo que vemos.
¿Un consejo para mejorar la memoria auditiva? Utilizar estrategias alternativas, como repetir las cosas que se escuchan.
Bibliografía:
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