Autor: Isaac García
Lee la Primera parte aquí.
De lobos a chihuahuas
En la primera parte de esta entrada se discutió, entre otras cosas, variación genética en perros y el trabajo del grupo de investigación de a doctora Ostander. Pues bien, los últimos descubrimientos de Ostander se presentan en una publicación de la revista Cell Reports. En ésta, se aborda la historia poblacional de las casi 400 razas reportadas alrededor del mundo, encontrando que todas ellas pueden ser divididas en sólo 23 grupos (clados). Los individuos en cada clado son similares tanto en comportamiento y apariencia física debido a la cantidad de variantes genéticas que comparten, y que son clasificadas en estructuras denominadas haplotipos. Estas regiones delimitan el efecto de la selección artificial efectuada por el hombre en un proceso descrito por la cruza de razas en el mismo clado o clados cercanos. Estos nuevos individuos serían posteriormente seleccionados por características deseables, volviendo a cruzar aquellos más similares entre sí hasta la obtención de una nueva raza. Este proceso puede repetirse cruzando la nueva raza con razas adicionales de características deseables para a su vez, crear nuevas razas. El conocimiento de esta práctica de selección es casi parte de la cultura general y se vuelve interesante cuando se piensa que ésta no ha sido realizada en una única ocasión ni en un sólo lugar, sino que ha seguido patrones que reflejan las costumbres, necesidades y por ende la historia del hombre mismo. Así, es posible observar clados altamente especializados en tareas como el pastoreo, la cacería y la guardia.
En esta misma investigación y a través de algoritmos estadísticos, se lograron inferir las edades de distintas razas, así como de aquellas que pudieron estar implicadas en su creación. De ésta forma, se determinó, y por primera vez a través de evidencia genómica, que existen distintas razas ancestrales que fueron usadas como molde tanto para la creación como para diversificación de los clados caninos con el objetivo de acentuar características deseables en razas nuevas. Tal es el caso del aprovechamiento de razas como el pug para, probablemente, la reducción del tamaño de razas actualmente localizadas en distintos clados. De igual forma, se reveló que la mayoría de los clados tienen una antigüedad no mayor a los 200 años, pues fue hasta el siglo XVIII, en la era victoriana, que los principales perros de trabajo fueron diversificados en tipos y formas seleccionados con base en rasgos principalmente estéticos.
Los 23 clados determinados en el estudio, así como las dinámicas de entrecruzamiento selectivo entre ellos, pueden ser observados en la Figura 1. Cada color representa un clado y cada línea el parentesco entre clados divergentes por haplotipos compartidos. Las razas más representativas de algunos clados también se muestran en esta gráfica.
Dada esta información ¿Cuál es la historia del emblemático perro mexicano xoloitzcuintle? Los ancestros de este inusual perro calvo parecen haber llegado al continente americano hace cerca de 10,000 años junto con los primeros humanos; sin embargo, una firma genómica característica para esta raza parece estar casi completamente perdida. Esto podría ser debido al entrecruzamiento masivo entre los xoloitzcuintle y razas de pastoreo europeas como el pastor alemán, el Bouvier des Flandres y el Tervuren belga tras la llegada de los invasores al nuevo mundo, por lo que quizás el Xolo que vemos hoy en día sea muy diferente al que vieron nuestros ancestros hace 300 años.
A diferencia de la mayor parte de la selección que sucede en la naturaleza, la selección artificial conlleva la herencia de no sólo los rasgos caninos deseables sino de rasgos negativos (¿recuerdas la analogía de los errores de dedo dañinos en la primera parte de esta historia?) tales como la propensión a enfermedades. Por ejemplo, se han encontrado variantes genéticas relacionadas con resistencia a fármacos y anormalidades oculares comúnmente presentes en perros del clado de los pastores ingleses como el Collie y el Border Collie. Estos son ejemplos claros de los efectos nocivos de la sobre selección de las razas producto de las exigencias estéticas del mercado, las cuáles se han acumulado a través del tiempo y se han tornado más drásticos recientemente como en el caso de los problemas de respiración de perros bulldog o los problemas pélvicos de grandes razas de ovejeros. De esta forma, la nueva información sobre el proceso de la formación de las razas puede ser de ayuda en el estudio de la progresión y prevención de enfermedades genéticas caninas.
La historia del mejor amigo del hombre demuestra estar ligada a nuestro estilo de vida y necesidades temporales, por lo que el desarrollo de los clados de razas perrunas refleja dichas dinámicas, encontrando que la especialización canina en tareas como la cacería y el pastoreo es variante con la geografía y la historia de la población humana ahí asentada. Sin duda, el mejor testigo de estos eventos siempre es el genoma, siendo algo más que un recetario y convirtiéndose en casi un libro de historia. ¿Qué opinas tú al respecto?
Bibliografía
Parker, H. G., Dreger, D. L., Rimbault, M., Davis, B. W., Mullen, A. B., Carpintero-Ramirez, G., & Ostrander, E. A. (2017). Genomic Analyses Reveal the Influence of Geographic Origin, Migration, and Hybridization on Modern Dog Breed Development. Cell Reports, 19(4), 697–708. https://doi.org/10.1016/J.CELREP.2017.03.079
Calboli, F. C. F., Sampson, J., Fretwell, N., & Balding, D. J. (2008). Population structure and inbreeding from pedigree analysis of purebred dogs. Genetics, 179(1), 593–601. https://doi.org/10.1534/genetics.107.084954
Acerca del autor
Isaac García es microbiólogo de formación, y le atrae mucho la biología molecular en especial cuando ésta se estudia en modelos no convencionales. Actualmente se encuentra en una estancia de investigación en el grupo de la Dra. Daniela Robles en el Laboratorio de Cancer Genetics and Bioinformatics del LIIGH. Su trabajo se centra en la búsqueda de la función biológica de variantes genéticas comunes en la predisposición al cáncer de piel a través de análisis computacionales.
Editores: Emiliano Cantón, Ximena Bonilla