Más sabe el tiburón por viejo que por tiburón

22012014

 La escritora inglesa Agatha Christie recomendaba a las mujeres que se casaran con un arqueólogo, pues “cuánto más vieja te hagas, más encantadora te encontrará”. Hasta ahora, no hay registros de alguien que se haya casado con un tiburón, pero no por eso estos peces han dejado de ser encantadores conforme se hacen más viejos. Es la longevidad de los tiburones, justamente, lo que ha sorprendido a cuatro investigadores de diferentes instituciones estadounidenses.

Típicamente, los especialistas en tiburones calculan sus edades al contar las bandas de crecimiento que se depositan de forma secuenciada en sus vértebras o en los huesos de sus oídos. Sin embargo, estimar su edad con una alta fidelidad puede ser complicado ya que estas bandas no necesariamente significan un crecimiento anual.

Es así que cuatro investigadores hicieron pruebas con material radiactivo para poder conocer la edad de estos animales de una forma más precisa, aprovechando que el material integrado en los huesos de los tiburones funciona como una “estampa del tiempo”. Para esto, utilizaron las vértebras de cuatro hembras y cuatro machos que habitaron el noroeste del océano Atlántico entre 1967 y 2010.

Los resultados mostraron que la hembra más longeva tenía 40 años, mientras que el macho más viejo había recorrido el mar durante 73 años. Este valor de longevidad es mayor al que se había sugerido en estudios anteriores, donde los tiburones del suroeste del océano Pacífico tenían 22 años y aquellos al oeste del océano Índico unos escasos 23.

De ser correcto que la esperanza de vida de los tiburones macho ronda los 70 años, esto significaría que los tiburones blancos están entre los peces cartilaginosos más longevos. Por ejemplo, el tiburón tollo de cacho puede vivir hasta 100 años.

Los autores de esta investigación analizaron las implicaciones de estas edades. Mencionan, por ejemplo, que la diferencia entre hembras y machos habla de un dimorfismo sexual importante. También resaltan, como su resultado más amargo, que las poblaciones de tiburón blanco son considerablemente más sensibles a la mortalidad inducida por el ser humano de lo que antes se pensaba.

Por cierto, Agatha Christie estuvo casada con Max Mallowan, un arqueólogo.

Bibliografía:

Artículo original de PLoS one  | Nota fuente en Sciencedaily  | Nota en el blog de Historias Cienciacionales