El Dr. Snow examinó 6 estarcidos de manos distribuidos en 4 diferentes cuevas de Francia: Pech Merle, Font-de-Gaume, Abri du Poisson y Les Combarelles. La pregunta particular a contestar era la siguiente: Las manos que se utilizaron para crear los estarcidos ¿pertenecen a hombres o a mujeres? En general, las proporciones entre la mano de un hombre y una mujer son diferentes; las manos de un hombre tienden a ser más grandes. Pero también es sabido y fácil de suponer que las proporciones de la mano varían de una población a otra y que no necesariamente son las mismas en poblaciones actuales y poblaciones de hace 40,000 años, fecha aproximada a la que se han atribuido las pinturas. Para resolver estos y otros inconvenientes el Dr. Snow tomó medidas de las manos de 54 hombres y 57 mujeres de ascendencia europea para de esta manera, ya que las manos pintadas son de ancestría europea, tener una idea clara de qué proporciones esperar si la mano en cuestión se trata de una mujer o si en cambio pertenece a un hombre. Así mismo, Dean Snow ha recurrido a evidencia genética reciente para argumentar que la gran mayoría de los europeos modernos pertenece a un grupo de alrededor de 10 grandes linajes con origen exactamente en el paleolítico europeo y los cuales concuerdan precisamente con las fechas y antigüedad atribuida a las pinturas de las cuevas analizadas. Esto, señala Snow, sugiere fuertemente que en general las morfologías entre los humanos que pintaron las cuevas y sus descendientes modernos son prácticamente las mismas.
El paso crucial fue determinar que no sólo existe dimorfismo sexual entre las manos de hombres y mujeres de poblaciones europeas modernas (y por extensión de sus ancestros paleolíticos) sino que también existe la relación siguiente: en el caso de los hombres, el dedo anular es más largo que el dedo índice, lo que en la fig.4 aparece señalado como un índice 2D:4D bajo. Por el otro lado, en el caso de las mujeres, éstas normalmente presentan dedos índices de la misma longitud que el dedo anular, esto es, presentan un índice 2D:4D igual o incluso alto. La mayoría de los lectores de este artículo probablemente posean un componente amerindio + europeo y no sólo europeo en sus genes, sin embargo, los invito y las invito a revisar rápidamente su mano y ver si la época de la Colonia viene o no a su mente. En síntesis y basado en lo anterior, el Dr. Snow concluye lo siguiente: De los seis estarcidos examinados, 4 pertenecen a manos de mujeres adultas, 1 a un hombre adulto y el último a un adulto joven. Vaya revolución.
Las conclusiones del estudio han sido recibidas con escepticismo por parte de la comunidad de especialistas. La mayoría coincide en que ésta y otras hipótesis relativas a los roles de sexo y género en la prehistoria son prácticamente intratables debido a la ausencia de un cuerpo amplio de evidencia desde varias disciplinas y no sólo un estudio aislado como el aquí presentado. Por otro lado, es cierto, la inmensa mayoría del arte sobre el cual se tiene registro de los autores ha sido elaborado por el hombre, esto como consecuencia de particulares contextos históricos que en la gran mayoría de los casos no son favorables para con la mujer. Sin embargo, ¿necesariamente esta situación es extrapolable a la prehistoria? Quizás nuevos estudios, futuros descubrimientos y nuevos adelantos tecnológicos arrojen más información en los próximos años.
Quizás también, similar a Galeano, yo también deseo manos y bisontes estampados en piedra por cromosomas X y cromosomas Y. Los deseos no bastan.
Quizás, como con la interpretación de la frase de Picasso, la verdad sobre estas pinturas y su contexto nunca la sabremos exactamente.
De algo si podemos estar seguros; a futuro el mundo no está hecho, está por hacerse.
Acerca del autor.
José Rodrigo Flores Espinosa estudió la Licenciatura en Ciencias Genómicas y ha colaborado como estudiante invitado en el Wellcome Trust Sanger Institute de Inglaterra.