Una de las cosas más emocionantes que puede ocurrir en la observación y exploración del espacio es encontrar agua en otras partes del universo, pues representa la molécula más importante para la vida. Sin el agua no estaríamos aquí. Normalmente, nuestras observaciones se posan en planetas lejanos; sin embargo, nunca volteamos la mirada de nuestro propio vecindario: el sistema solar.
Quien ahora abarca todos los reflectores es Marte, pero no fue hasta 2005 cuando enfocamos nuestros ojos hacia Júpiter, gracias a que la misión Cassini, de la NASA, logró observar chorros de vapor de agua y polvo brotando de Encélado, uno de los 67 satélites del enorme planeta. Ahora, con observaciones del telescopio espacial Hubble, el turno de los reflectores es de Europa, otro de sus satélites, debido a que se lograron observar columnas de chorros de agua brotando de su superficie.
“Por mucho, la explicación más simple para este vapor de agua es que proviene de erupciones de columnas en la superficie de Europa”, comentó Lorenz Roth, quien dirige la investigación.
Pensar en el agua de Europa no es cosa nueva: con anterioridad, ya se había planteado la existencia de un océano debajo de su crujiente superficie helada. De ser el caso que estas columnas estén conectadas con el océano teórico, las posibilidades para investigar Europa de una manera indirecta serían mayores, pues ni siquiera tendríamos que poner nada en su superficie; estudiar el agua que brota de su interior desde la comodidad de su órbita para saber si es un planeta potencialmente habitable sería la mejor opción.
La detección se hizo en diciembre de 2012 cuando, gracias a la observación espectroscópica del telescopio Hubble, y al tiempo con el que se midieron las emisiones de la aurora de Europa, los investigadores lograron distinguir entre las características creadas por partículas cargadas provenientes de la burbuja magnética de Júpiter y las columnas de la superficie de Europa.
La imagen espectrográfica logró detectar un poco de luz ultravioleta de la aurora proveniente del polo sur del satélite. Los átomos de oxígeno e hidrógeno producen un resplandor auroral variable cuando se excitan, dejando una firma que indica que las moléculas de agua se rompen por electrones que se encuentran en las líneas del campo magnético.
Además, el equipo encontró que la intensidad de estas columnas varía dependiendo de la posición orbital en la que se encuentre, cosa que ya se había observado en Encélados. Solo estando lo más lejos de Júpiter es cuando se pueden ver estos chorros. Esto da más sustento a la existencia del gran océano de Europa, pues se cree que estas columnas responderían al cambio de las mareas subterráneas. Se calcula que las columnas de chorros de vapor de agua se encuentran a una temperatura de -40°C, y alcanzan una altura de 201 kilómetros de alto. A diferencia de Encélados, compañero de Europa, que posee una gravedad 12 veces menor, el agua sí regresa a la superficie del satélite.
Bibliografía: Gráfico tomado por el Hubble que muestra la localización del vapor de agua | Nota publicada por la NASA | Nota en el blog de Historias Cienciacionales.