A Dominique Bretodeau le encanta el pollo asado. Tras quitarle los muslos, la pechuga y ambas alas, su mayor placer consiste en desnudar con sus dedos los huesos humeantes del ave.
Cada sábado, al medio día, el señor Bretodeau va al mercado a comprar un pollo entero. Pero el próximo sábado, la señora que despacha su alimento favorito, le contará que los ojos de las aves (entre ellas, el pollo que tanto le gusta) tienen cinco tipos diferentes de fotoreceptores o conos en la retina – cuatro que les permiten percibir la luz, y uno más con el cual detectan los niveles de luz –, todos ellos distribuidos de manera irregular.
Dominique se quedará callado, esperando que todo sea un mal chiste. Pero pronto se dará cuenta de que la pollera no puede hablar más en serio. "Es justamente este arreglo irregular en los ojos de las aves el responsable de que estén en un estado hiperuniforme", seguirá explicando. "Dicho estado, que se comporta como líquido y cristal, sólo ha sido identificado en un grupo pequeño de sistemas físicos que transmiten la luz". Bretodeau, un tanto pasmado y otro poco confundido, le preguntará a la señora: “¡¿En los ojos de los pollos?!”. Ella le contestará con un contundente “Oui!”, y añadirá que esta es la primera vez que se observa un estado hiperuniforme en un organismo vivo.
“¡Puaj! Qué enredo” dirá Bretodeau, a lo que ella contestará “¡Justo eso!”. Resulta que cada tipo de cono se ubica un área propia, llamada ‘región de exclusión’, y que impide la entrada de conos distintos. Los conos del mismo tipo se excluyen más entre ellos, promoviendo así el patrón irregular en los ojos de las aves.
Pero eso no es todo, “No, no”. La señora le contará al buen Bretodeau que cada patrón de conos se superpone al patrón de otro cono, de modo que las formaciones se entrelazan de forma organizada, pero desordenada. Esto es lo que se conoce como hiperuniformidad desordenada. Como los elementos que conforman este arreglo son hiperuniformes, este sistema es por tanto del tipo de ‘multihiperuniformidad’.
Bretodeau sabe bien que nunca hay que hacer enojar a quien te alimenta, así que continuará preguntando sobre los ojos del pollo por más prisa que tenga, pues la señora parece estar muy intrigada y emocionada por este hallazgo. “Sepa usted, señor Bretodeau, que las estructuras con multihiperuniformidad permitirán diseñar materiales que tengas propiedades físicas novedosas para transmitir la luz de una manera más eficiente, un campo que dará trabajo a muchos curiosos”.
En tanto el pollo comenzaba a enfriarse, las ganas de comerlo se hacían más grandes, por lo que el francés comenzó a dar pasitos para atrás mientras le gritó “¡Venga, pues! Usted debería empezar a dedicarse a estudiarle los ojos a los pollos” como última línea. “Hasta la semana entrante, merci!”
Hace trece años, la vida de Dominique Bretodeau tomó un giro inoportuno cuando encontró una caja llena de objetos de su infancia en una cabina telefónica. Desde entonces, comparte el pollo asado con su nieto y su hija.
Bibliografía:
Nota Fuente de la Universidad de Princeton | Artículo original | Nota en el Blog de Historias Cienciacionales |Ilustración de un pollo